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  Jose Pedro Varela
 
José Pedro Varela
Así era la escuela prevareliana
 






"Nacido el 19 de marzo de 1845, en la Montevideo sitiada de la Guerra Grande, fue hijo de Jacobo Dionisio Varela y Benita Gumersinda Berro. Estudió en el antiguo colegio de los Padres Escolapios. A los 15 años comenzó a trabajar en el comercio de su padre, pero su deseo era estudiar y seguir la carrera de Abogacía. Pronto fue conocido por sus composiciones poéticas, crónicas y artículos literarios.
 
Viajó a Estados Unidos y Europa en setiembre de 1867 y regresó en agosto del año siguiente. Contó su periplo de casi un año publicó en crónicas publicadas en el diario El Siglo. En América del Norte se encontró con  el intelectual argentino Domingo Faustino Sarmiento, quien posteriormente fue presidente de la República Argentina.
 

Poema poco conocido de Varela tomado del libro "Ecos Perdidos página 29
 
El historiador Arturo Ardao afirmaba que si bien el encuentro con Sarmiento en Estados Unidos “encendió, más que alumbró, la que iba a ser siempre su pasión, más que vocación” (1), no debemos olvidar que existía previamente al encuentro, una fuerte preocupación por el drama educacional de su país y de su tiempo. 

Varela tuvo una gran actividad periodística y política. Trabajó en El Siglo como colaborador y en La Paz como redactor y director. Concebía a la actividad periodística y política como acción inseparable de la tarea educacional.
En el año 1868, luego de su viaje por Estados Unidos y Europa, José Pedro Varela, junto a personalidades como Carlos María Ramírez, creó la Sociedad de Amigos de la Educación Popular.  

En 1874, trascendiendo el propósito inicial y realizando un abordaje orgánico de la cuestión educacional, escribió su libro La educación del pueblo. 
 
Dos años más tarde, La legislación escolar va a contener su desarrollo sociológico, relacionando el problema educacional con la realidad del país.   

En 1876, durante el gobierno del coronel Lorenzo Latorre, José Pedro Varela aceptó el puesto de presidente de la Comisión de Instrucción Pública de Montevideo, que luego de la supresión del Instituto de Instrucción Pública ejercía una especie de superintendencia de todas las escuelas del país. 
 
Apenas tres meses tardó en presentar su proyecto de Ley de Educación Común, cuyos fundamentos teóricos constituyeron el libro titulado La legislación escolar. En su obra realizó un profundo análisis sobre las causas sociales, económicas, financieras y políticas que colocaban al país en una situación crítica y llegó a la conclusión de que era indispensable elevar el nivel de la educación popular si se deseaba superar la desorganización y la violencia que caracterizaba a la sociedad uruguaya.

El proyecto de Varela pasó a estudio de una Comisión Especial que lo revisó y modificó. La letra original de la iniciativa establecía la obligatoriedad del aprender para todos los niños y niñas de 5 a 15 años. Planteaba que la escuela del Estado laico también debía ser laica, que no debía afiliar al alumno a una comunión religiosa, ni incorporarlo a un partido político. 'La educación debe preparar para la vida adulta. No podrá obligarse a ningún niño a que asista a la enseñanza de la religión católica contra la voluntad o sin el consentimiento de sus padres o tutores', afirmaba.
 

Varela era partidario de establecer la gratuidad de la enseñanza, como medio para lograr el cumplimiento de la instrucción obligatoria. El 24 de agosto de 1877 el órgano ejecutivo nacional supremo, el Gobierno Provisorio del Coronel Latorre, en el marco del proyecto modernizador vareliano, promulgó un Decreto-ley de Educación Común, que muy parcialmente contemplaba al proyecto original. Fue recortado el número de artículos, de 111 a 55. Neutralizó su contenido más avanzado, al eliminar la descentralización, la democratización, por tanto la participación popular y, la laicidad. Mantuvo la imposición de la enseñanza de la religión católica en todas las escuelas públicas, excepto a los alumnos que profesaran otras creencias y cuyos padres o tutores se opusieran a que la recibieran.
 
La reforma Vareliana
La Reforma de la educación llevada a cabo por Varela nos habla de un compromiso muy grande de José Pedro con la realidad que le tocó vivir. Él deseaba con ansia contribuir a solucionar la problemática social y política del país, en una época convulsionada y crítica a todo nivel.
La idea-guía sobre la cual se basa la Reforma es que la educación (entendida como un proceso continuo que se recorre a lo largo de la vida) es una de las fuerzas más eficaces para promover el cambio, porque toma al niño casi al nacer y lo guía hasta ya adulto, elevando su nivel intelectual, reformando hábitos inadecuados e iluminando su mente.

Los tres grandes principios que proponía Varela en un Proyecto presentado por él, y que fueran recogidos por el Decreto-Ley de Educación Común del 24/8/1877 son: la OBLIGATORIEDAD (todos los niños y niñas deben concurrir a la escuela), la GRATUIDAD (la escuela pública es gratuita, es decir, paga por el Estado en todos sus grados), y LAICIDAD (la enseñanza de una religión queda reservada a los ámbitos de la familia y las instituciones religiosas en las escuelas del Estado).
Como una visita interesante, se puede actualmente visitar el Museo Pedagógico (en Plaza Cagancha 1175, en Montevideo), donde se exponen objetos que se utilizaban en las escuelas en la época de la Reforma Vareliana. 

Otras ideas medulares del pensamiento de Varela

la preocupación por el niño
• la limitación del horario de clases, para protegerlo del cansancio
• la exigencia de vacunación
• la no admisión de niños con enfermedades de carácter contagioso

para  a los padres
• responsabilidad concreta por todo daño material que causaran a los bienes materiales de la escuela los niños a su cargo
• sanciones económicas para quienes negaran su deber de educar

en cuanto al maestro
• exigencia estricta del título para poder percibir sueldo del Estado como docente 

en cuanto a la extensión de la educación
• fundación de jardines de infantes para niños de 5 años
• funcionamiento de clases nocturnas para adultos




 
Los estudios primarios debieran abrazar las siguientes materias:
1º Lenguaje – Comprendiendo la conversación, lectura, ortografía, composición y
gramática.
2º - Pensar, o ejercicio de los poderes mentales, empezando con simples percepciones y
observaciones, y procediendo después a comparar, analizar, clasificar, reflexionar,
juzgar y razonar ….
3º Lecciones sobre objetos, comprendiendo el conocimiento de la forma, colores,
propiedades, partes y usos de los objetos familiares y escenas de la Naturaleza y del
Arte………
4º Aritmética, práctica, mental y escrita.
5º Filosofía Natural
6º Fisiología e Higiene
7º Geografía
8º Historia
9º Música vocal
10º Ejercicios físicos y gimnásticos
11º Uso de la pluma y el lápiz, en la escritura y el dibujo
12º Moral, alcanzando la cultura de la conciencia, de las afecciones, de los principios
y sentimientos morales, y las buenas maneras.”
 
  
 
José Pedro Varela aceptó el puesto de Inspector Nacional de Instrucción Primaria en 1877, al mismo tiempo que se aprobaba el Decreto-ley de Educación Común. Sólo estuvo dos años en el cargo, porque murió a los 34 años, el 24 de octubre de 1879."
(1) Ardao, Arturo. Etapas de la inteligencia uruguaya. Departamento de Publicaciones de la Universidad de la República. Montevideo, 1971; p. 115.
Referencias bibliográficas:
Ardao, Arturo. Etapas de la inteligencia uruguaya. Departamento de Publicaciones de la UdelaR, Montevideo, 1971.
Texto de Uruguay Educa. Portal Educativo de Uruguay, Administración Nacional de Educación Pública:
http://www.uruguayeduca.edu.uy/Portal.Base/Web/VerContenido.aspx?ID=200861



 
 
Tomado de elacontecer.com.uy 
Un hermoso desierto. Solo 75.000 personas habitaban el teritorio uruguayo en 1850, principalmente en Montevideo y pueblos costeros como Maldonado y Colonia.
Al norte del Río Negro solo Vivian 7.000 orientales, las villas eran escasas, pequeñas y muy pobres. Ningún farol disipaba las sombras nocturnas y recién en 1831 una escuela pública comenzó a disipar otras sombras que envolvían al pueblo: las de la ignorancia.
Los caminos apenas habían cambiado el paisaje natural, sobre ríos y arroyos no habían puentes y peludear al cruzarlos era una regla. Se recorrían leguas de llanuras y cuchillas sin ver a nadie, solo animales y escasos árboles. La carreta tirada por bueyes era la reina del transporte de mercadería.
Su capital: Montevideo apenas con 20 manzanas, era transitada por carretas, carruajes y hombres de a caballo. En marco de 1845 nace Losé Pedro Varela entre el ruido de los carruajes, al galope de los caballos y las luchas provocadas por una población inmadura, que no hacia uso correcto de la Constitución.

Nadie imaginó que acababa de nacer el reformador de la escuela uruguaya. Durante su infancia vive las yenurias de la Guerra Grande; recibe la noticia de la muerte de Artigas y presencia la fundación de la Universidad en Montevideo. Viaja durante su juventud y descubre la ignorancia de su país al compararlos con los que visitaba. Así es que decide, a su regreso dedicarse a la educación. 
Las guerras civiles inciden negativamente en el estado de la educación pública. El país no goza de una educación adecuada que permita superar la crisis política, económica y cultural.
En 1877 comienza la reforma cultural y social del país al aprobarse la ley de Educación Común. ¿Por qué el Presidente de la Republica de ese momento (Lorenzo Latorre) aprueba esta ley? Es un enigma.
Tal vez porque comprendió que beneficiaria la campaña oriental aprobando conjuntamente: ley de alambrado y ley de marcas y señales, una campaña donde solo funcionaban 44 escuelas rurales (en Durazno ninguna).
José Pedro Varela ante esta situación, creó 55 escuelas rurales (6 en Durazno), trasladando escuelas de la ciudad al campo. Enseguida es nombrado Inspector Nacional de Instrucción Primaria.
Su primer congreso de Inspectores Departamentales lo realizó en Durazno entre las calles 18 de Julio y Dr. E. Penza. En 1879, al morir Varela, 43 escuelas le rinden homenaje. Las integrantes de "El Ateneo" de Montevideo, concurren a las exequias con una flor de siempre viva en el ojal.
Para Recordar: Varela, más que un reformador, fue un creador. Y su creación paso su tiempo.
Según él: "La educación es fortuna, fortuna siempre: capital atesorado que redituara constantemente y que los padres pueden y deben legar a sus hijos".
Fuente el acontecer de Durazno
Foto: Así era el Uruguay político de aquela época.
Cantidad de escuelas pre-varelianas por departamento

El maestro pone un sello y el alumno redacta con pluma y tinta en hoja perforada "Tabaré"

 
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